Banco de desarrollo de América Latina apunta al agro colombiano

• El CAF, además de sus inversiones en infraestructura, detalla cuál es la apuesta que tienen en agroindustria.

Carolina España, directora representante de CAF para Colombia, explica, justo cuando el país habla de paz y enfoca su atención en el campo, la estrategia con la que buscan financiar nuevos proyectos que logren poner a Colombia en un modelo productivo sostenible, con adecuadas vías terciarias, agro fortalecido y energía renovable para soportarlo.(Lea:Fondos de pensiones financierán las 4G)

¿Cómo ve la CAF a Colombia, qué recursos le hacen falta para mejorar su infraestructura y que hasta ahora le entró la plata de Isagén?

Nosotros hemos estado presentes en Colombia, pero más en este momento cuando el reto es diversificar sus exportaciones, tener mayores ingresos y lograr un crecimiento sostenido que implica mayor inclusión social y en todo eso la infraestructura juega un papel fundamental. Ya han hecho importantes avances con el programa de 4G, tenemos que seguir apoyando tanto en la parte institucional como en la creación de vehículos de financiamiento para las concesiones. Ya cerramos el primero. (Lea: El crédito de US$1.500 millones para la paz)

¿El vehículo financiero?

Sí, el fondo de deuda sénior para canalizar todo lo que es el ahorro de los pensionados, la participación de la AFP en infraestructura. Esa fue una primera solución, pero estamos trabajando en otras de ese tipo.

¿Por ejemplo?

Que entre banca internacional u otros actores de bancos de desarrollo. Por otra parte, no solo estamos presentes en 4G, sino que estamos trabajando con el Ministerio del Posconflicto para todo lo que son vías terciarias.

¿De lo que habla el Plan Maestro Multimodal de Transporte?

Exacto. La idea es enfocarnos en las respuestas rápidas para garantizar la transitabilidad de las vías terciarias.

¿Qué están haciendo ahí?

Financiando parte de la metodología, que es una réplica de algo que ya se aplicó en el Cauca, donde se trabaja con las comunidades y son ellos quienes ayudan a hacer el inventario de las vías y también a recuperarlas.

¿Están interviniendo las vías?

Pero de una forma muy de emergencia. La idea es luego trabajar con el Ministerio de Transporte para articular un plan de intervención más formal con esas vías. Hay muchos temas de priorización, de cofinanciamiento, pero yo creo que lo principal es la elaboración del diagnóstico y el inventario. Cuando se tenga eso, se puede saber cómo intervenirlas para iniciar en 2017 ya como proyecto de vías terciarias.

¿Van a poner recursos en infraestructura social?

En cárceles estamos apoyando al Ministerio del Interior y de Justiciajustamente en formular el proyecto de APP para la cárcel de Popayán. Es de iniciativa pública y la idea es que el modelo de replique. Será para más de 3.500 personas y la idea es que esté listo para lanzar pliegos en diciembre de este año, con adjudicaciones en el primer trimestre del que viene. La construcción dura como dos años. Y nos interesa mucho trabajar en educación, pero no tenemos ningún proyecto concreto, creemos que ahí tenemos una importante experiencia en todo lo que es infraestructura. Y con educación superior estamos explorando algunas iniciativas para fortalecer universidades que están en proceso de acreditación.

¿Entrarán en agroindustria?

Sí, es un tema bastante complejo, pero hemos identificado algunas áreas por donde podemos empezar. Trabajamos con Finagro y el Banco Agrarioen la creación de lo que es un sistema de gestión de riesgo para poder lograr una mejor calidad de crédito. Una de las líneas de acción puede ser, aunque no está definida, participar en un fondo de capital para la agroindustria con pequeños empresarios.

¿Posconflicto?

Uno, pensando en el posconflicto, pero por otro lado, la agroindustria es uno de los sectores estratégicos del banco a nivel regional y uno de los programas piloto en la materia será Colombia.

Nunca habían entrado en temas agrarios en Colombia...

No, estamos incursionando a través de instituciones que ya conocen el sector y viendo cuáles son las necesidades o acceso a financiamiento. Ya identificamos la necesidad de un seguro, pero para tenerlo se necesita una gestión de riesgo. Entonces uno de los pilotos es Colombia, el otro es Perú y Panamá. Vemos grandes oportunidades en este país. El otro enfoque es apoyar esquemas asociativos de agricultura, con una empresa ancla que puede financiar a sus proveedores a través de nuestro crédito. También se trata de darles acceso a asistencia técnica. También estamos observando cómo aplicar la innovación para generar valor añadido a la agroindustria, que es otra área de trabajo que se podría adelantar con el sector privado.

¿Cuándo se tendrá algo en concreto?

Es complicado. Estamos evaluando el tema financiero, con el sector real nos tomará más tiempo porque hay que conocerlo sobre todo en generación de conocimiento y eso de cara a la nueva institucionalidad del sector, que está cambiando. Dependemos de la puesta en marcha de esas instituciones. Pero es algo que estamos comenzando.

¿Qué ha pasado con energías renovables?

Como banco de desarrollo, es crucial la mitigación de las afectaciones al clima. Tenemos un programa destinado a apoyar proyectos de energía renovable, ya sea eólica o pequeños centrales hidroeléctricas, paneles solares y biomasa. Para el sector agropecuario, pues pensamos que es el complemento de las vías terciarias, un proyecto de cadenas productivas, el tercer componente podría ser energía. Y aquí es un tema de financiamiento donde ya tenemos mucha experiencia. Tienen que ser proyectos mayores a US$10 millones.

¿Y están interesados los empresarios en las renovables?

Sí creo. Hemos hecho varios talleres promocionando estas facilidades y hay buena respuesta, pero esto toma tiempo.

¿Qué es lo que están haciendo con Bancoldex?

En el programa de excelencia de empresas exportadoras, revisando el modelo de esas compañías para ver cómo potenciar sus ventas, revisando el entorno y sus clientes. En todo el sistema de innovación también estamos haciendo un gran trabajo.

Fuente: El Espectador