XXXVI CONGRESO NACIONAL ARROCERO
Acompañados por el mismo ímpetu de quienes hace 70 años gestaron esta gran Federación, iniciamos con vivo entusiasmo el Trigésimo Sexto Congreso Nacional Arrocero, magno evento de nuestra institucionalidad gremial que hoy realizamos en el marco de la celebración de este feliz aniversario.
Son innumerables los acontecimientos que forman parte de su historia, que sería imposible traerlos todos a colación en estos momentos, pero el solo hecho de estar aquí reunidos y poder compartir resultados que dan cuenta de su continua evolución, son una muestra de la grandeza de un gremio, que es a la vez esencia de un sector productivo que ocupa un lugar destacado en la ruralidad colombiana y por lo tanto en la historia de la Nación.
Por esta circunstancia saludo con gran afecto a todos los que hoy nos acompañan, quienes de una u otra manera han hecho parte del recorrido y muestran la voluntad con su presencia, de acompañarnos en el camino que Fedearroz seguirá transitando en beneficio de la Patria.
Permítanme en primer lugar rendir un homenaje como lo hicimos en Ibagué, a quienes ese 28 de mayo de 1947, dieron el primer paso de esta gran gesta, a la que se unieron otros protagonistas que con dedicación contribuyeron a un gremio que ha sido el soporte para solidificar un sector productivo vital para la seguridad alimentaria nacional, imprimiéndole la fortaleza necesaria para afrontar las múltiples adversidades propias de labrar la tierra en nuestro país.
Delio Suarez, Guillermo Laserna y Jose Raad, acudieron en ese entonces al llamado de Gildardo Armel, para reclamar la atención del Estado a las dificultades de los agricultores de al menos 9 municipios del Tolima, conformando lo que inicialmente fue la Federación de Arroceros de ese departamento, que poco tiempo después se consolidó con proyección nacional, fortaleciéndose como gremio -empresa bajo la gerencia de Jorge Ruiz Quiroga.
Esta es la Federación que realiza hoy su XXXVI Congreso Nacional Arrocero, con el respaldo de 70 años de experiencia y con avances significativos en investigación técnica y en infraestructura, todo lo cual va de la mano con los exigentes cambios de los últimos años generados por una inducida apertura de los mercados y por los efectos cada vez más evidentes del cambio climático.
Este como todos los Congresos, fija su mirada en el acontecer del sector en los dos últimos años y para referirme al periodo 2016-2017, lo primero en señalar de este bienio, es que encierra una paradoja, que habla mucho de las forma como se manejan las cosas en Colombia.
Después de que el sector arrocero fuera catalogado en el 2016, como el campeón olímpico del programa gubernamental Colombia Siembra, tras recuperar para el país la autosuficiencia arrocera y de avanzar significativamente hacia la competitividad, sobrevino la crisis de comercialización del grano más grande la historia.
Muchos de los agricultores que hoy hacen parte de este Congreso, al igual que tantos otros que ellos representan, son víctimas de tal circunstancia, cuya magnitud es difícil de expresar en cifras, pero es fácilmente compresible por cualquiera de nosotros, solo con darnos cuenta que el producto del trabajo de hoy, se paga a precios de hace 7 años.
No podemos negar que el resultado inmediato del programa Colombia Siembra fue positivo en lo que al arroz se refiere, porque logramos la autosuficiencia colocando al país en capacidad de sustituir las importaciones.
Sin embargo, el panorama se ensombreció al no funcionar Colombia Compra, en principio por la actitud de la industria, después por la lenta respuesta del gobierno en compensar la caída de los precios y recientemente, por la pretensión de aceptar el ingreso del arroz desde el Ecuador, en un acto perverso de doblegarnos ante las exigencias de la CAN, lo que queda demostrado además con el hecho de imponer un arancel al azúcar colombiano.
Preocupante es entonces, el tamaño de las contradicciones al interior del gobierno, porque el mensaje para el sector productor es desconcertante.
En medio de estas circunstancias contamos con la fortaleza gremial, a fin de propiciar todas las salidas que convengan al sector y al país, razón por la cual esta noche le decimos al gobierno, a los demás gremios agrícolas y económicos y al conjunto de la sociedad, que no vamos a desfallecer.
El hecho de estar aquí reunidos, es muestra de que tenemos la fe intacta y con la disposición de seguir adelante, porque contamos con la unión del gremio que es nuestro mejor insumo, ya expresado con creces durante las asambleas seccionales que se realizaron de manera previa a este Congreso Arrocero.
Me tomo un momento para señalar la importancia que tuvieron nuestras asambleas, pues durante las mismas, todos los arroceros asistentes eligieron los nuevos integrantes del Comité de Arroceros en cada una de las 19 seccionales, pero también los delegados que hoy nos acompañan en este escenario, siendo ello ejemplo de participación democrática, que legitima nuestra institucionalidad, circunstancia que destaco, pues salieron avante pese a las críticas y las comunicaciones malintencionadas de sectores que les conviene la división del gremio arrocero.
Hoy debo decir que la solidez gremial sigue en alto, producto precisamente de la pasión con la que hacemos nuestro trabajo, lo que impulsa a nuestros agricultores a continuar sin desmayo.
Un primer hecho a destacar del balance correspondiente a este bienio, es el haber impedido que se dejara sin arancel el arroz de Estados Unidos, como parte de una medida del gobierno a comienzos del 2016, que terminó eliminando tal gravamen a otros productos de primera necesidad, como estrategia para atacar la inflación. No haber actuado en tal sentido, hubiera sido catastrófico para la actividad arrocera.
Valga la oportunidad para reiterar que siempre hemos estado alerta y lo seguiremos estando, para defender la producción nacional de cualquier amenaza externa, incluida la exposición a la competencia internacional, en condiciones de desequilibrio y sin estar suficientemente preparados como consecuencia del rezago y de la deuda histórica que el Estado tiene con el sector agropecuario, contrario a lo que ocurre en otras naciones del mundo.
En el primer semestre del 2016, también se concentraron gran parte de nuestros esfuerzos en culminar el montaje del sistema de trilla de la Planta de Pore- Casanare, que con los servicios de secamiento y almacenamiento había sido inaugurada en el 2015, obra que ustedes recordarán, significó la mayor inversión realizada en su momento en el sector arrocero y con lo cual se empezó a concretar el proyecto de hacer posible la Integración Hacia Adelante de los productores arroceros.
Ya es de amplio conocimiento que se trata de una herramienta que brinda a los agricultores la alternativa de manejar su cosecha hasta el último eslabón de la cadena, para comercializar su arroz en blanco, ya sea vendiendo directamente al comercio o impulsando su propia marca, como ya viene ocurriendo.
El sistema de trilla instalado en Pore es hoy el más moderno de Colombia y ha sido la punta de lanza de un gran avance cultural para el productor, en relación con la comercialización de la cosecha arrocera, al lograr que se empiece a abandonar poco a poco la práctica de vender el producto en paddy verde.
Este es un aspecto muy importante del proceso, pues nos enruta en la lógica comercial de todos los países productores de arroz en el mundo, donde solo se comercializa a partir de paddy seco.
El programa de Integración Hacia Adelante, registró otro avance importante con la puesta en marcha a finales del 2016, de una segunda planta de secamiento y almacenamiento, para atender las necesidades de los productores cesarences y de los cultivadores de la Guajira y el Magdalena. Se trata de la planta construida en Valledupar sobre la vía a Bosconia, donde ya se instalan los equipos de Trilla, para completar todos los eslabones de la cadena productiva, como ha sido el querer de los productores.
Otra de las ejecuciones de notable importancia del año anterior, fue el IV Censo Nacional Arrocero, ejercicio que luego de 9 años actualizó todos los indicadores sociodemográficos y económicos del sector arrocero para contar con información confiable, oportuna y disponible para la toma de decisiones en bien de los arroceros.
De este emprendimiento que cubrió todos los rincones productores de Colombia, quedaron cinco libros, uno en el que se describen los indicadores del sector arrocero a nivel nacional y zonal, y cuatro más, con información por separado de cada zona arrocera por municipio.
Lo importante ahora de este ejercicio, en el que trabajaron 300 personas y en que se invirtieron mil millones de pesos con recursos del Fondo Nacional del Arroz, es que sea aprovechado por todos los actores de la cadena productiva y en especial por el Gobierno y el Legislativo, como quiera que de allí deberían depender las decisiones de política agrícola que se esperan para que el campo sea potencializado como generador de empleo y alternativa en el posconflicto.
En este sentido traigo a colación, solo uno de los resultados que más llaman la atención y es el relativo al estado de la maquinaria agrícola. Los registros que resultaron de recorrer el país arrocero y entrevistar a más de 16 mil agricultores en 210 municipios, indica con preocupación que gran parte de los tractores y las cosechadoras en manos de los productores arroceros, presentan un alto grado de obsolescencia.
El 48.2% de los tractores tienen más de 15 años, lo que implica un alto grado de ineficiencia técnica y económica y el número de estos es insuficiente, lo mismo que las combinadas.
Mientras en el Tolima una cosechadora atiende 120 hectáreas, en los Llanos Orientales la misma máquina se utiliza para un área tres veces superior, lo que indica la problemática que ello representa, por las demoras para atender oportunamente las fechas de recolección. Queda claro que los resultados del Censo, son una valiosa guía para saber hacia dónde deben apuntar las decisiones.
De otro lado, tal como señalé en un principio al culminar el 2016, el sector arrocero fue reconocido por recuperar para el país la autosuficiencia arrocera y aportar a la sustitución de importaciones de acuerdo con las premisas del programa Colombia Siembra.
Con estos resultados se generó un clima de optimismo, siendo fácilmente comprensible el entusiasmo de los agricultores tradicionales y de otros que quisieron incursionar en el cultivo en el 2017. Previendo tal situación, la Federación desde finales del año anterior advirtió la conveniencia de no crecer en áreas, estimando en todo caso que las siembras serían muy similares al 2016.
En medio de tal situación, Fedearroz gestionó desde comienzos de este año el incentivo al almacenamiento, mecanismo que siempre ha operado con efectividad para garantizar estabilidad en el mercado, por la salida de la cosecha grande, que en esta oportunidad se repetiría con cifras históricas.
Lo previsible era que operando el incentivo al almacenamiento, se hubieran podido sacar de la oferta al menos 450 mil toneladas de arroz paddy seco, para no generar una saturación del mercado en procura de evitar el deterioro de los precios.
Con lo que no contamos, fue con la negativa de la industria de participar de dicho mecanismo, pese al sin número de reuniones llevadas a cabo con presencia del gobierno nacional.
Esta posición de la industria generó el descalabro de los precios, ya que estos se rigieron por la voluntad de la molinería expresada en cada región, agravada por la concentración de más del 50% de la comercialización, en dos o tres grandes empresas.
Lo que pasó después, es suficientemente conocido por los productores y el país se enteró de las dificultades causadas en todas las zonas, pero en especial en los Llanos Orientales donde se presenta la mayor estacionalidad de la cosecha.
Creemos firmemente que el incentivo hubiera podido operar, respetando los precios del 2016 como lo aceptamos los productores, precios que incluso fueron en promedio inferiores a los que existieron en el 2015, pero desde ningún punto de vista fue justo llevarlos a niveles tan bajos como los pagados por la industria este año.
A pesar de la compleja situación de este año arrocero, en FEDEARROZ no ha habido pausa en cada uno de los frentes de su gestión gremial y en especial en los proyectos de infraestructura e investigación técnica.
Por ello, destaco el avance de las obras en Puerto López- Meta, donde se construye la tercera planta de Secamiento, Almacenamiento y Trilla al servicio de los productores, para continuar con nuestro programa de Integración Hacia Adelante .
No me canso de repetir lo valioso de este emprendimiento, porque como ya lo he señalado, permite que el agricultor participe del último eslabón de la cadena productiva, situación importante cuando se trata de complementar los esfuerzos que desde la investigación y la transferencia de tecnología se vienen haciendo para lograr la competitividad del sector arrocero, ya que ello no depende de un solo factor.
Lo ideal es que la eficiencia alcanzada, demostrada con menores costos de producción y mayor rendimiento, no se pierda en la fase de la comercialización, lo cual ocurre cuando no se garantiza al menos un ingreso justo por la venta del producto, que es lo esperado en cualquier actividad comercial.
Por ello tiene tanta lógica dar al servicio de los agricultores esta infraestructura. En el caso de la planta de Puerto López, se encuentra adelantada en un 70%, esperando que esté terminada a mediados del 2018 para beneficio de productores del sector de la Altillanura, Puerto López, Pompeya, San Carlos de Guaroa, El Tigre, Cabuyaro y Palmeras. Su capacidad de secamiento será de 700 toneladas por día, contará con un almacenamiento inicial de 15.500 toneladas y se proyecta unas 62.000 toneladas a full construcción, y una capacidad de trilla de 12 toneladas de paddy seco por hora.
Se trata de una obra de grandes proporciones, que al igual que las adelantadas en Pore-Casanare y Valledupar-Cesar, corresponde a la inversión de los recursos ETC, originados en las utilidades dejadas por las subastas de los contingentes de arroz importados de Estados Unidos en virtud del TLC con ese país.
Vale la pena recordar que fue este otro de los logros alcanzados por Fedearroz en medio de las negociaciones del TLC para proteger a los agricultores, ya que no solo se evita que los arroces importados de Estados Unidos lleguen con precios que afecten el mercado nacional, sino que se generen unos recursos que han permitido inversiones a favor de la competitividad del sector, todo lo cual significa el haber convertido una amenaza en una fortaleza.
Respecto a los recursos provenientes de la ETC, debo precisar con contundencia ante este escenario, que dichas inversiones han cumplido estrictamente con la orientación legal de estar dirigidos a favorecer al agricultor como protagonista primario de la cadena productiva del arroz.
Desde la entrada en vigencia del TLC, la Federación ha recibido ingresos por los contingentes de arroz subastados hasta el 30 de septiembre del presente año por $164.655 millones, los cuales con el aval del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, han permitido adelantar los proyectos ya señalados, pero también apoyar los impulsados por asociaciones de productores en Majagual, Norte de Santander y otras zonas.
Con el objetivo de impulsar la competitividad y con estos recursos, Fedearroz adquirió 27 kits de equipos e implementos requeridos por el programa AMTEC, así como otros de agricultura de precisión para realizar adecuación de suelos en lotes demostrativos, que permitieron dar a conocer las ventajas del programa en todas las zonas del país y posteriormente, prestar el servicio a pequeños agricultores que no tienen acceso a estos equipos.
También se ha mantenido en este bienio la vinculación de 50 ingenieros agrónomos, contratados desde el 2013, para realizar asistencia técnica con el propósito de asesorar a los agricultores en el manejo agronómico adecuado, de acuerdo con los parámetros AMTEC, así como en el uso y calibración de maquinaria.
Igualmente se adelanta un convenio a 7 años con el Centro Internacional de Agricultura Tropical-CIAT, para desarrollar líneas con resistencia a la pyricularia y el virus de la hoja blanca, lo cual permitirá reducir los costos de producción aumentando la competitividad del sector.
Además y con el fin de facilitar la masificación del programa AMTEC y la Integración Hacia Adelante, se han aprobado con recursos ETC, 193 créditos, que han permitido el montaje de equipos de secamiento y ampliaciones por parte de los agricultores y asociaciones de productores, así como la adquisición de 289 implementos necesarios para una correcta adecuación de suelos, siembra, nutrición y recolección de sus cultivos.
La suma de estos emprendimientos acumula inversiones por 40 mil millones de pesos. No sobra mencionar que frente al TLC con Estados Unidos y como miembros de la Junta Directiva de la ETC-Col Rice, se ha defendido nuestra posición para evitar que los mayores volúmenes de los contingentes de arroz de ese país, lleguen en época de cosecha.
Permítanme destacar, que cada una de estas acciones han partido del seno de nuestra Junta Directiva, quien ha sabido reconocer las prioridades a la hora de establecer las líneas de acción en beneficio del sector en su conjunto.
En otro amplio campo de acción de la Federación, como es la Investigación y la Transferencia de Tecnología, epicentro de la inversión de los recursos del Fondo Nacional del Arroz, me permito anotar que los resultados de este bienio cuyos detalles serán divulgados en desarrollo de este Congreso, son bastante notables. Las múltiples actividades llevadas a cabo han cubierto diversas áreas como Investigación Técnica, Fitosanidad y Cambio Climático, Transferencia de Tecnología, Adopción Masiva de Tecnología AMTEC, Cofinanciación para proyectos de investigación y Asistencia Técnica.
Uno de los resultados más visibles en el campo de la genética y el mejoramiento me permite presentar hoy con orgullo y como homenaje a nuestros 70 años de existencia, la aprobación por parte del ICA de 5 nuevas variedades, adaptadas a las condiciones agroecológicas de las regiones arroceras del país y que se conocerán como FL FEDEARROZ OROTOY, FL FEDEARROZ ITAGUA, FEDEARROZ YEMAYA, FEDEARROZ 495 y FEDEARROZ 70.
Con estas ya son 29 las variedades obtenidas por Fedearroz en los últimos 20 años.
También se ha generado nuevos enfoques en manejo del suelo, fertilización, gestión del agua, manejo de plagas y cosecha, que han sido aplicados y calificados positivamente por los arroceros colombianos, todo en procura de un sector más productivo y competitivo. Este amplio trabajo está apoyado por 72 profesionales de las distintas especialidades del agro a nivel nacional, gracias a lo cual no hay duda que el cultivo del arroz en Colombia, continua con una muy alta disponibilidad tecnológica reconocida nacional e internacionalmente.
Señores Delegados e invitados especiales: Con este resumido balance llegamos al XXXVI Congreso Nacional Arrocero, un certamen más a través de cual queda en claro, que Fedearroz sigue siendo un gremio en acción y plena evolución, que actúa en forma propositiva frente a las complejidades que no cesan, en relación con nuestra actividad.
Los proyectos que seguimos ejecutando en beneficio del sector productor en general son ambiciosos, pero también son grandes los retos que entre todos debemos asumir, para que se disperse cualquier amenaza al futuro de la actividad arrocera.
Debemos empezar por consolidar una política unificada que permita avanzar con la velocidad que el país requiere, y que evite contradicciones entre dependencias del mismo gobierno.
Estas surgen desde el momento mismo en que a viva voz se sigue asegurando que el sector agrícola es el gran llamado a ser protagonista de la consolidación del posconflicto, pero en hechos reales, los recursos destinados al campo son cada vez menores, a juzgar por la aprobación del presupuesto general de la Nación para el 2018, donde lo destinado al sector agropecuario se redujo en 20% con respecto al 2017, pero en 32% si tenemos en cuenta el presupuesto del 2015.
Es urgente que cualquier sector de la producción logre la atención integral del Estado, es decir, que todos los ministerios y el legislativo, cuya competencia está comprometida con las actividades de la Colombia Rural, se concienticen que es necesario trabajar en un mismo sentido y sobre la base de actuar bajo los más altos intereses del campo.
Solo así se hará realidad la modernización de un sector como el arrocero, que cuenta con la fortaleza de miles de agricultores y del gremio del que hacen parte, y por lo tanto, con la capacidad de seguir generando las oportunidades de empleo e ingreso, que se esperan en la Colombia del posconflicto.
No es posible seguir dejando la responsabilidad, solo en manos de un ministerio al que se le recortan los recursos, cuando lo correcto, por ser el campo el eje de la reconciliación, es que exista un compromiso donde confluyan los esfuerzos de todas las instituciones cuyas decisiones afectan positiva o negativamente el resultado de una política agrícola.
No nos cansaremos de repetir que el Estado en su conjunto debe propender por defender la producción nacional, en especial la de alimentos básicos en la canasta familiar. Creemos que es este es un requisito sin el cual, no podrá haber una paz estable y duradera.
Esto implica una política integral de defensa ante las amenazas externas, que se originan cuando se pretende ingresar arroz extranjero en virtud de acuerdos comerciales, sin haber alcanzado todas las condiciones para competir, ya que no contamos con la infraestructura suficiente que nos daría la posibilidad de aprovechar adecuadamente los recursos de suelo y agua de que disponemos.
Por esto reitero en la necesidad de dotar al campo de nuevos distritos de riego, de una parte, y de otra, modernizar la red de vías secundarias y terciarias, sin olvidar el mejoramiento de los servicios públicos, vivienda y educación en condiciones dignas.
Señor ministro: Si queremos un agro competitivo y rentable, es necesario dotar al campo del riego suficiente. Como sabemos que se trata de obras que implican cuantiosas inversiones, reitero mi propuesta para adelantarlas bien sea por concesión, o por alianzas público privadas.
Recordemos que los distritos no son exclusivos para el arroz, sino para diversos cultivos de ciclo corto. Una mayor infraestructura en este sentido, rompe con la estacionalidad de la cosecha, que hoy caracteriza buena parte de la actividad arrocera en Colombia.
Estas obras de gran impacto también podrían ser un objetivo plausible para la inversión de las regalías del petróleo, el carbón y el oro, como una tímida forma de mitigar el daño ambiental que se origina con la explotación de estos recursos.
En lo que respecta a las necesidades puntuales del sector arrocero, en procura de avanzar con mayor celeridad hacia la competitividad, es necesario por lo tanto ponerle el acelerador al AMTEC. Si queremos que este programa sea exitoso en el tiempo que nos queda de protección arancelaria, es preciso fortalecer las líneas de crédito con tasas blandas, largo plazo y montos suficientes, para que los agricultores puedan adquirir equipos y maquinaria de precisión, lo mismo que pequeñas plantas de secamiento a nivel predial, emprendimientos para los cuales la Federación seguirá ofreciendo el acompañando requerido.
Es urgente además una política dirigida defender la comercialización de la cosecha, ya sea aumentando los montos para el incentivo al almacenamiento o estableciendo otras alternativas que saquen del mercado la sobreoferta del grano, vinculando todos los actores que quieran participar de una comercialización más justa y eficiente.
Es importante por lo tanto Señor Ministro, trabajar desde ahora para lograr una planificación concertada que garantice mejores condiciones para la próxima cosecha.
Vale la pena destacar que dentro de las estrategias de apoyo a los productores y en beneficio de los consumidores en lo que hemos venido trabajando, se firma esta noche una alianza con la Alcaldía mayor de Bogotá para distribuir y comercializar arroz dentro del programa de abastecimiento alimentario de la capital del país. Sería ideal que muchas entidades del Estado, participen con programas similares, en relación con lo cual Fedearroz está presto a realizar los acercamientos necesarios
Se esta la oportunidad para extender la invitación a todos los actores de esta cadena productiva, a los productores, a la molinería, al gobierno nacional y las gobernaciones, a las alcaldías, a los comercializadores, a la banca y en general a todos los vinculados directamente e indirectamente a esta actividad, para trabajar unidos en defensa del arroz colombiano, objetivo común que nos debe llevar a transitar el mismo camino.
Señores y Señoras:
Finalmente y antes de terminar debo señalar, que como productores hemos actuado siempre de manera propositiva y en continua evolución, es decir, estamos haciendo la tarea y por eso pedimos que haya voluntad política, para que la meta sea posible. La época electoral debe servir para que todos los aspirantes se conviertan en abanderados del sector y por lo tanto de la soberanía alimentaria de la Nación.
Al país entero le decimos que mantenemos la fe y el ánimo intacto para seguir haciendo del arroz, un producto, que al llegar a la mesa, no solo aporta a la alimentación adecuada, sino que nos haga sentir orgullosos como colombianos, de hacer parte de una cadena productiva que está contribuyendo a la tan anhelada paz.
En nombre de los miles de agricultores que hacen parte de esta organización gremial y de los cientos de funcionarios, que día a día trabajan para atender sus necesidades, gracias por su acompañamiento.
Su presencia al igual que muchas de las manifestaciones recibidas, son un valioso aliciente para continuar con mayor esmero en el cumplimiento de los nobles objetivos que encarnan nuestra misión y son por supuesto, un motivo para reafirmar con pasión que, "Estamos Orgullosos de Nuestra Historia”.
MUCHAS GRACIAS
Fuente: DR. RAFAEL HERNANDEZ LOZANO
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