El agro es la gran esperanza con el fin del conflicto
- Generación de empleo, oportunidades para proyectos productivos, política de tierras y seguridad a inversión es lo que se espera en esta nueva etapa
Si hoy algo está claro es que con el fin de conflicto armado en el país uno de los mayores beneficiados será el sector rural, el cual según la Misión Rural Para la Transformación del Campo cobija unos 140 municipios, 30 por ciento de la población, es decir, alrededor de 4,8 millones de colombianos.
Y es que según los estudios del equipo económico del Gobierno durante el primer año del posconflicto, en Colombia se generarán alrededor de 200.000 nuevos empleos. (Informe especial: La paz, un buen negocio)
Así, los acuerdos de La Habana traen consigo un nuevo marco para orientar las políticas y destinar recursos para crear nuevas condiciones a través de la inversión, en especial extranjera, la demanda interna de bienes y servicios y la potencialización del gasto social. Lo anterior genera efectos directos sobre la creación del empleo, restableciendo el tejido social y aumentando el crecimiento económico.
Esto lo han demostrado las experiencias de El Salvador que tras la firma de la paz en 1992 creció alrededor del 6 % durante el decenio de 1990 y Perú cuya la tasa de crecimiento del PIB aumentó en 45 % posterior al fin del conflicto armado.
En Colombia, la política de empleo para el posconflicto se enfocará en el fortalecimiento de las economías locales para la incorporación de las victimas al mercado laboral y la reincorporación a la sociedad civil de la insurgencia.
Así, se promoverá la creación de empresas que dinamice estas economías, para lo cual un esquema global formación para el trabajo y de certificación de competencias en nuevos temas y tecnologías desempeñará un papel crucial.
De esta forma no sólo se apoya a desmovilizados sino además se contribuye al crecimiento económico del país.
"Estamos preparándonos para asumir el posconflicto con iniciativas puntuales orientadas a la promoción del empleo y emprendimiento, la formación para el trabajo y certificación de competencias, la reconversión laboral, la equidad de género, el empleo juvenil.
"También, la sostenibilidad ambiental desde el mercado de trabajo y la creación de un piso de protección social para la zona rural, en concordancia con los principios fundamentales para el desarrollo de políticas de empleo en escenarios de posconflicto señalados por la OIT”, dijo la ministra de Trabajo Clara López Obregón.
La funcionaria enfatizó que una de las prioridades debe ser el acceso de los trabajadores del campo a los sistemas de protección social que apenas llega al 12,8 por ciento, muy por debajo de lo que ocurre en las zonas urbanas, donde es del 42,8 por ciento.
Para lograr este objetivo, el Ministerio prepara un paquete de reformas en las que incluye la estructuración de un piso de protección social.
"Los acuerdos de La Habana ratifican esa determinación del país de cerrar la brecha entre la ciudad y el campo, a partir del reconocimiento de derechos a los trabajadores del sector, por eso la atención de la política pública se orienta a promover el desarrollo rural integral”, dijo la cartera.
Este esquema universal de protección para los trabajadores rurales comprende: ahorro para la vejez en BEPS y ampliación del programa Colombia Mayor, acceso a salud subsidiada, seguros por muerte e incapacidad en el trabajo.
Otros eslabones serán la seguridad y salud en el trabajo, subsidio familiar, servicios sociales, entre ellos crédito, emprendimiento y recreación, y servicio de empleo.
Así, la paz hará posible que Colombia se reencuentre con el campo y que reconozca y proteja el trabajo de quienes depende la seguridad alimentaria y el desarrollo regional del país.
Otro programa es el llamado ‘de Empleo Rural Temporal - Manos a la obra por la paz’, el cual se orientó principalmente hacia 45 municipios, territorios y poblaciones que han padecido con mayor rigor el conflicto armado, en las que se beneficiarán más 1.200 campesinos.
Con este se proponen acciones de generación de ingresos mediante empleos formales para la reconstrucción de bienes públicos, infraestructura productiva y la construcción y el mejoramiento de vías terciarias.
Sumado a los dos anotados, otra de las herramientas del Mintrabajo y del Gobierno Nacional para el empleo rural, son los saldos del Fondo de Solidaridad de Fomento al Empleo y Protección al Cesante (Fosfec), que se alimenta de los recursos parafiscales que administran las cajas de compensación Familiar, y equivale, aproximadamente, al 13 % del total recaudado por estos organismos.
Así mismo, con la expedición de la Ley Projoven (1780 de 2016) el Ministerio cuenta con la posibilidad de desarrollar programas de empleo en zonas rurales y de postconflicto con los recursos del Fosfec.
Estos recursos no serán para el diseño de programas, evaluaciones o consultorías, sino que irán en su totalidad para la operación de los programas y sus beneficiarios. Así las cosas, el campo, para el posconflicto, será la gran esperanza.
MODERNIZAR EL CAMPO, PIEZA FUNDAMENTAL
La Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoíca), presentó ante el Alto Consejero para el Posconflicto, Derechos Humanos y Seguridad, Rafael Pardo, algunos avances en investigación agrícola y pecuaria que serán de gran utilidad para la política de producción agrícola.
La entidad destacó sus trabajos adelantados en el laboratorio de Reproducción Animal, donde se lograron obtener procesos de inseminación artificial a bajos costos para los ganaderos.
También, la entidad ofreció los bancos de germoplasma, de propiedad de la Nación y administrados por la corporación.
En estos se tienen los de genética animal (incluidas las razas bovinas criollas colombianas), así como un banco de germoplasma que resguarda el patrimonio vegetal del país.
Ambas instalaciones cuentan con equipos de vanguardia como puede hoy constarse. "Creo que Corpoíca ha tenido un desarrollo muy importante en los últimos años, y es por supuesto uno de los puntales fundamentales en la transformación del campo colombiano, que es lo que viene ahora en la implementación de los acuerdos de paz y en el tema del posconflicto” anotó Rafael Pardo.
En cuanto a los proyectos, se identificaron tres líneas fundamentales.
El primero, el Programa de ‘Cacao por Paz’, producto icónico de este sueño, el cual requiere avances de investigación en clones y áreas aptas para el desarrollo del sistema productivo.
Sigue la de mejoramiento genético animal en zonas donde la incidencia del conflicto ha sido mayor, lo cual permitirá a los productores contar con mejores animales, más productivos y que mejoren las condiciones económicas de las familias.
En tercer lugar está una herramienta que ayuda a identificar la vocación productiva de las zonas donde el conflicto ha tenido más presencia y existe un mayor número de hectáreas sembradas con cultivos ilícitos.
"En el posconflicto, Corpoica será una pieza fundamental para la transformación del campo” concluyó Pardo tras revisar la oferta tecnológica de la entidad.
Fuente: Portafolio
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