La importancia de conocer la capacidad de intercambio catiónico del suelo

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La Capacidad de Intercambio Catiónico, CIC, es un indicador que hace referencia a la cantidad de cationes que pueden ser retenidos por un suelo dado un determinado pH, y que pueden ser intercambiados por otros contenidos en la solución del suelo.

Al momento de explicar este concepto a los productores, Carolina Gachetá, ingeniera agrónoma y asesora del laboratorio de suelos de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, se apoya en un ejemplo ilustrativo. (Lea: ¿Qué tipos de productos corrigen problemas en el suelo?)

"Imagine que el suelo es un tanque de agua y la capacidad de llenarse con nutrientes es la CIC. Entre más grande sea el tanque, mayor CIC tiene el suelo. Pero se necesitan muchos elementos para llenar ese tanque. ¿Qué pasa cuando el tanque es muy pequeño? Que se rebosa y se pierden los nutrientes, dijo.

Básicamente, se trata de la capacidad del suelo para retener ciertos elementos, ya sea por almacenamiento propio o luego de un proceso de fertilización, y de liberarlos para entregarlos a las plantas.

La CIC se mide en miliequivalentes (meq) en 100 gramos de suelo. Así pues, los suelos arenosos tienen 5 meq/100, los francos de 5 a 15 y los arcillosos de 15-25 meq. A medida que aumenta, la fertilidad del suelo se eleva. (Lea: ¿Qué son las sales aniónicas y cuándo deben suministrarse?)

Sin embargo, de acuerdo con la ingeniera agrónoma, el parámetro ideal de CIC es de 35 meq/100, pues más de este nivel podría generar problemas de encalado y dificultad para administrar fertilizantes.

En cambio, cuando la CIC se ubica entre 5 y 15, se trata de arenas o arcillas que no retienen los nutrientes necesarios. "A estas se les llama arcillas 1:1, que son como cuarzos. Son tierras poco fértiles”, aclaró.

Gachetá señaló que la materia orgánica y las arcillas tienen carga negativa y los cationes que capta el suelo tienen carga positiva, por lo cual si tiene menos carga negativa, menos cationes puede recibir. (Reportaje: Tipos de suelos y formas de tratarlos a favor de la ganadería)

Los cationes que integran la CIC deben estar entre unos límites porcentuales que de excederse, podrían alterar el adecuado funcionamiento del suelo. El límite del calcio es de 60 a 80 % de la CIC, el magnesio está entre 10 y 20 %, el potasio entre 2 y 6 % y el sodio entre 0 y 3 %.

Por ejemplo, un exceso de calcio puede interferir con la asimilación de magnesio o potasio, así como un nivel elevado de potasio puede afectar el magnesio.

Para mejorar los suelos de poca carga negativa, así como como las arcillas o las arenas, se debe aplicar materia orgánica como compost o residuos como el humus o el estiércol. (Lea: 3 pasos que usted debe seguir para hacer correcciones de suelo)

Ramón Eduardo Valbuena, ganadero y experto en suelos, afirmó que estos fertilizantes se conocen como acondicionadores orgánicos, que contribuyen a aumentar la CIC.

"Los acondicionadores pretenden mejorar las características fisicoquímicas del suelo, en cuanto a disponibilidad de materia orgánica, capacidad de intercambio catiónico y textura”, sostuvo.

La CIC se evalúa con un estudio de suelos que determina pH y otras características. La razón por la cual los ganaderos deben conocer este concepto y los demás relacionados con el suelo es porque deben tratar al pasto como un cultivo y adecuar el terreno para su óptimo crecimiento.

Por ejemplo, si el productor no conoce la CIC de su tierra y quiere hacer correctivos sin tenerla en cuenta, invertirá dinero en fertilizantes o enmiendas y nunca verá los resultados porque no entiende la raíz del problema.

"Es importante que los ganaderos conozcan todos los conceptos del suelo. La CIC permite hacer un manejo de fertilización, si el fertilizante se debe fraccionar o aplicar todo de una vez. Si el productor tiene una baja CIC y le aplica toneladas de cal, no está haciendo nada porque en el primer aguacero se lava toda la cal, manifestó Gachetá.

FUENTE CONtextoganadero