Crédito para el cambio
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Hoy más que nunca, el sector agropecuario es crítico en la transformación hacia una Colombia, potencia mundial de la vida, en la cual la comida y especialmente la garantía del Derecho Humano a la Alimentación son prioridades sociales ineludibles. Es necesario aprovechar el potencial que tiene la producción de alimentos en la generación de empleos, 36,2 % del empleo total, según estimaciones de la Universidad de los Andes.
La Reforma Agraria es el punto de partida. El acceso a la tierra permitirá que los campesinos se integren a los ciclos productivos con de prácticas eficientes y sostenibles, para enfrentar el desafío más importante del sector agropecuario, su baja productividad. Por ello, se requiere de una agricultura moderna, prospera e inclusiva.
Este cambio de enfoque lleva a emprender una ruta hacia la democratización del crédito de fomento orientándolo a la producción de alimentos. Esto implica una mejor gestión del riesgo y condiciones de tasa de interés que faciliten el desarrollo de la agricultura.
Hacia ese propósito hemos enfocado nuestros esfuerzos en Fiangro. La cartera de redescuento ha crecido en promedio 3,7 % anual en la última década y 8 % entre abril del 2022 y abril 2023, incrementando los recursos en más de $1 billón, alcanzando un total de $14,2 billones, de los cuales los pequeños productores participan con el 58 %.
Los resultados preliminares para mayo indican que el redescuento sigue creciendo, con cerca de $200 mil millones más. Sin embargo, la profundización financiera aún es reducida. Para incrementar los recursos disponibles proyectamos incrementar la cartera de redescuento de FINAGRO del 11,3 del PIB Agro en 2022 a 12,3 del PIB Agro en el 2023.
Así mismo, es importante para este propósito, lograr una mayor alineación hacia el financiamiento de la producción de alimentos. Las operaciones de sustitución vienen presentando cambios en razón al control de los créditos de grandes montos dirigidos a actividades por fuera del sector, como resultado de esta revisión se espera que los recursos se vayan alineando con los objetivos de la Reforma Agraria y Hambre Cero.
En esta ruta, la inclusión crediticia es un imperativo social para aquellos campesinos que han estado por fuera del sistema. La Línea de Crédito Economía Popular es un primer paso para que puedan acceder al sistema de manera fácil y ágil, con subsidios a la tasa de microcrédito.
Por su parte, en un contexto de alta variabilidad climática, es vital incentivar una cultura en la que se gestionen los riesgos de manera adecuada, razón por la cual el Gobierno duplicó los recursos para subsidiar la prima a los seguros de los pequeños y medianos productores para incentivar el aseguramiento.
La senda del cambio exige que dirijamos esfuerzos hacia el fortalecimiento de las cadenas agroalimentarias. La Reforma Agraria será el punto de partida y el financiamiento el catalizador para el desarrollo rural y lograr el objetivo de Hambre Cero. Esto implica que FINAGRO tenga un rol más activo como banca de desarrollo, lidere iniciativas de crédito e incorpore una visión territorial que responda en las necesidades del sector agropecuario y así cumplir con lo establecido por el Plan Nacional de Desarrollo.
Fuente: El Espectador
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